Hoy Madrid se ha levantado nublado y con algo de fresquito y aunque no ha durado mucho, nos hemos decidido a buscar un plan alternativo a la piscina. Ojeando posibles visitas a museos me he encontrado con el Museo del Ferrocarril y me ha parecido una idea perfecta porque es un sitio muy orientado a familias y donde no íbamos a tener que estar reteniendo a los niños de corretear constantemente, así que allá que hemos ido.
A pesar de estar en un sitio muy céntrico de Madrid, no es especialmente problemático para aparcar y encima, siendo agosto, hemos aparcado en la misma puerta. La segunda sorpresa nos la hemos llevado en la taquilla, ya que los fines de semana de de verano (entre el 1 de junio y el 30 de septiembre) la tarifa general es de 2,5 euros (precio normal de adultos 6€), y Zape, al ser menor de 4 años, gratis; eso sí, solo es hasta las 15 horas.
El museo se enclava en una vieja estación de trenes, con techos altos y grandes cristaleras, que de verdad tiene un encanto especial, y en las vías están estacionados los trenes antiguos, desde las viejas locomotoras a vapor o trenes de madera hasta los primeros Talgo de los años 80…
Los espacios son muy anchos y no hay problema para ir con el carrito de bebé, aunque si queremos subir en los trenes tendremos que dejarlo aparcado en las vías.
Muchos de ellos están preparados para subir y toquetear todo, fingiendo ser el maquinista, imaginaos los niños, como locos!incluso he temido en algún momento que pusieran alguno en marcha… Jejeje. De hecho hay una sala donde tiene varios puesto de mando del maquinista con todos sus botones y sus palancas, de la que nos ha costado sacarles.
Otra de las cosas más bonitas del Museo son las maquetas, las hay a lo largo de todo el recorrido, y en especial en una sala donde a las horas en punto y a y media ponen en marcha tres maquetas de trenes que son una maravilla.
En la sala de Infraestructuras hay un pequeño rincón para cuando los más pequeños necesitan un respiro (y los papis también…) con unas mesitas bajas y unos cuantos juguetes de los dibujos animados del trenecito Chuggington, para continuar con la temática del tren, y que cambién un poco de ambiente si se aburren.
A pesar de que el recorrido es de un par de horas más o menos, hay un vagón habilitado como cafetería para tomar un tentempié, pero nosotros no lo hemos disfrutado porque estaba en reformas. Y la verdad es que poco más… Como véis es un sitio muy recomendable para pasar en familia y disfrutar un par de horas de un plan diferente, que ¡no os podéis perder!.