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Fiesta de Star Wars

Por fin  encuentro un ratito (y ganas, porque últimamente la pereza del papel en blanco me gana la batalla) para retomar unas líneas con vosotros y me he decidido entre toda la lista de «pendientes para contar»  con la fiesta de Star Wars que le organicé a mi costillo y a Zape por la celebración de su cumpleaños.

Desde hace meses Zape no dejaba de pedirme una fiesta de Star Wars para su cumpleaños, así que no tenía escapatoria y lo organizamos el cumpleaños de niños, y no tan niños, todo en el local de la comunidad en la que vivimos, que la verdad es un lujazo ya que tiene cocina y dos estancias comunicadas donde mayores y pequeños pueden tener su propio espacio. Seguir leyendo Fiesta de Star Wars

Un día en Juvenalia

Bueno,  pues aquí andamos de vuelta otra vez, esta vez para traeros una idea de ocio para los más peques de la casa. Juvenalia es la feria del ocio infantil y juvenil que cada año organiza IFEMA MADRID por estas fechas, y digo cada año, porque yo la he disfrutado desde pequeña y lo recuerdo como un verdadero acontecimiento; mi madre y mis tías se armaban de valor, juntaban a 8 o 10 primos y nos llevaban a pasar la tarde, volvíamos con las caras pintadas, derrotados y cargados con un montón de chorraditas de publicidad que nos encantaban.

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Vivir en altas revoluciones, vivir junto al TDAH

Lo primero que me gustaría aclarar que este artículo está escrito desde mi experiencia como madre de un niño de casi diez años con TDAH diagnosticado, no desde ningún punto médico o científico.

Me ha costado mucho montar en mi cabeza qué quería transmitiros en este post, ya que desgraciadamente el TDAH todavía es una enfermedad no reconocida por una parte de la sociedad, y me he encontrado con opiniones del tipo: «eres una exagerada», «todos los niños son movidos, son los padres que no tienen paciencia», «lo que le hace falta al niño es mano dura» y otras lindezas.  Así que asumo que habrá personas que critiquen o banalicen lo que voy a contaros, pero quiero mostraros nuestra realidad, y quizá de esta manera podamos dar algunas pistas a esos padres que están en una situación parecida pero todavía no le han puesto nombre.

Desde que nació mi Quique (Zipi), yo noté que era un niño más demanandante de lo habitual, dormía muy poco y no paraba,  recuerdo que le tenía en brazos y constantemente pateaba y se movía, pero bueno, la verdad es que hay muchos niños que lo hacen igual y no significa para nada que tengan una hiperactividad,  así que que nadie se asuste.  Algo que siempre cuento es una nota que escribió su profesor de guardería en uno de los boletines de notas, que decía algo así como «es un niño muy cariñoso y sociable, aunque le cuesta mantenerse sentado y callado, no para… ¡Pero qué te voy a contar a ti…!» Jajajajaja.

Pero ya fue en la etapa escolar donde surgieron los problemas   las limitaciones. En Educación Infantil le costaba mucho seguir las dinámicas de clase, respetar el turno en los juegos y por supuesto, empezar a leer y escribir, para él fue todo un reto( pero lo conseguimos con mucho esfuerzo). En casa, era agotador, no lo voy a negar,  podía sacar en diez minutos los juguetes de toda la habitación y no se entretenía más de tres minutos con ninguno, por lo que había que estar inventando todo el rato… En la calle era muy difícil de controlar no quería ir de la mano de ninguna manera y echaba a correr sin hacer ningún caso a nadie, vamos, que era un peligro con patas, así que alargamos salir con el carrito todo lo que pudimos.

Y llegó Primaria, y fue ahí cuando desde el colegio nos orientaron de las limitaciones que tenía en clase,  animándonos a buscar ayuda para encontrar un diagnóstico médico, por lo que nos pusimos en marcha y lo primero fueron pruebas neurológicas y una primera batería de Test psicológicos a nosotros y a la profesora, y todo apuntaba al TDAH, y lo reconozco fue un mazazo, pero todavía me acuerdo de la frase de la psicóloga al ver mi cara de disgusto: «Tranquilos, el problema de estos niños es en el colegio, pero superado eso, son máquinas trabajando, son capaces de dar un 200% de sí mismos». Así que había que buscar la solución y contactamos con una Asociación de Padres de Niños TDAH  (en nuestro caso, ANSHDA en Madrid, pero en la mayoría de las ciudades hay una), allí nos sentimos arropados, reconfortados, no explicaron todo lo que unos padres quieren saber cuando se enfrentan a un diagnóstico así, y nos ofrecieron las herramientas a nosotros, al colegio y a Zipi para poder superar todos los obstáculos que no fuéramos encontrando. Empezamos con el tratamiento farmacológico y la terapia psicológica, y los resultados llegaron muy pronto. Zipi el primer día que se tomó el tratamiento, salió de clase diciendo: «Mamá, he entendido todas las explicaciones que decía el profesor», y ahí me di cuenta que estábamos en el camino correcto y que ciertamente tiene que ser muy frustrante estar en un sitio 6 horas al día enterándote de lo que ocurre solo en un 10%, ¿os imagináis què duro? Y más para un niño que no entiende  por qué si se esfuerza igual, o más, que el resto de sus compañeros, no hay resultados o por qué desconecta de la explicación del profesor al oír un ruido en el pasillo y se ha perdido qué deberes tenía que hacer para mañana, si él quiere atender y conseguir pasar un día sin que le recriminen su mal comportamiento.   De verdad, que tiene que ser frustrante.

Por todo esto, os animo a buscar ayuda, a no conformarnos con que vuestro hijo es el «cafre» de clase, el que no se calla o el mal educado,… Si les dais las herramientas que necesitan, van a conseguir convivir con su «YO» sin frustrarse, sin sentirse limitados, porque escalón a escalón se alcanza la cima, y se convertirán en personas plenas, felices, que al final es lo que queremos todos los padres, no?

#El Tema de la Semana: Diferencias entre mi infancia y la de mis peques

Cuando leí el Tema de la Semana de Papás Blogueros  lo primero que se me vino a la cabeza fue que tuve la suerte de tener a mi madre siempre en casa; ella nos levantaba, nos llevaba al cole, nos esperaba a mediodía para pelear con nosotros con la comida, e igual a la hora de la merienda, nos ayudaba con los deberes y siempre estaba en la cena. Y eso era lo normal en mi época, porque las madres trabajaban en casa, y ¡qué trabajo!: 24 horas al día 365 días al año.

Ahora las cosas han cambiado, sí, la mujer ha salido al mercado laboral de manera normalizada, tenemos carreras profesionales que nos permiten realizarnos y crecer en la sociedad,  pero en mi opinión también hemos perdido (y nos estamos perdiendo) mucho porque desgraciadamente no se puede tener todo, ¡no se puede estar en misa y repicando!. Y aquí llegamos a la dichosa conciliación, y desgraciadamente en los tiempos que corren, los horarios y los trabajos no permiten estar con lo peques y poder llevar un sueldo digno a casa.  Habrá honrosas excepciones, pero con 7 meses dejé a mi niño pequeño para trabajar noches enteras, en las que no tenía su teti, ni a su madre, y aunque evidentemente no le pasó nada (ni a mí tampoco) hubiera renunciado a mucho para poder darle eso que necesitaba, pero nada, en mi familia tenemos la mala costumbre de comer a diario y no era posible.  Y así nos ha tocado a muchas… y se intenta compensar por tiempo de calidad, como se suele decir ahora, de hacer cosas para ellos y en familia,  cosas que en mi época no se hacían tanto; claro que salías con tus padres, pero ellos no se daban «barrigazos» para jugar al escondite o montar en bicicleta, para eso estaban los hermanos o los amigos, y no hacía falta porque ellos siempre estaban ahí y no hacía falta «compensar» nada.

No sé que será lo mejor, pero sí lo que prefiero: que mis chicos tuvieran a su madre siempre ahí como yo tuve a la mía.

ElTemaDeLaSemana

#ElTemaDeLaSemana es una iniciativa nacida de los @PapásBlogueros para toda la blogosfera. Queremos saber un poco más de ti, y que sepáis más de cada uno de nosotros. Por eso propondremos un tema semanal sobre el que reflexionar brevemente en nuestros respectivos blogs y compartiéndolo en este carrousel para llegar a todas y todos.

El tema de la Semana #11: Un truco con los peques

En este caso quiero contaros un truco que estoy a puntito de patentar porque he probado con Zipi y Zape y me ha funcionado con los dos, aunque estoy esperando para probar con un/una tercer@  y confirmar la teoría (yo lanzo mensajes ocultos por las redes para el costillo, por si le llegan…).

El caso es que en casa somos muy dormilones, me refiero al costillo y a mí, y eso de madrugar de lunes a domingo (y llamó madrugar a levantarse antes de las 9) no lo llevamos bien, así que buscamos toda clase de tretas para ir adaptando a los peques a nuestros horarios.

Cuando el mayor se levantaba pronto con 2 o 3 años, siempre nos gritaba «Mamá, ¿ya es de día?» Y daba igual lo que le constestaras que si veía una rendijita de luz en la ventana, estábamos perdidos, así comenzamos enclaustrar nos para dormir: puerta del pasillo cerrada y persiana completamente bajada, entonces se despertaba veía todo oscuro y todos a seguir durmiendo!. Con el peque hicimos lo mismo, añadiendo cuando dejo la «teti», un poco de leche caliente, y se volvía a dormir a la perfección.

Reconozco que al mayor, con 9 años, ya cuesta engañarle desde hace tiempo, pero cuando vimos que se quería levantar le enseñamos a irse al salón, ponerse la televisión bajita y descansar un ratín para que mamá y papá recuperarán fuerzas.

Me ha quedado muy de Malamadre, pero os aseguro que dormir un fin de semana de vez en cuando vienen de lujo, y los peques se despiertan más descansados con lo que disfrutan más de los días de fiesta, sin estar destrozados a las 2 de la tarde.

ElTemaDeLaSemana
#ElTemaDeLaSemana es una iniciativa nacida de los @PapásBlogueros para toda la blogosfera. Queremos saber un poco más de ti, y que sepáis más de cada uno de nosotros. Por eso propondremos un tema semanal sobre el que reflexionar brevemente en nuestros respectivos blogs y compartiéndolo en este carrousel para llegar a todas y todos.

Viajar a DisneyLand Paris: trucos y consejos

Como sabéis los que me seguís por Twitter,  a finales de Mayo estuvimos cinco días en DisneyLand París, y ahora que ya nos hemos recuperado de la paliza a andar y visto con la perspectiva del descanso, la verdad es que el eslogan de «donde los sueños se hacen realidad» se cumple, es de esos sitios con magia, los colores, los olores, las sonrisas, la música… Está todo muy cuidado y es difícil encontrar un trabajador que no te reciba con una sonrisa (y hablando español, que se agradece), pero como en todo hay cosillas que vas descubriendo con los días y que si hubiera sabido de antemano, nos hubiera facilitado muchos momentos, así que en este post quiero contaros esos truquitos  para que aprovechéis al máximo vuestro viaje.

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Mis dos experiencias con la lactancia

Este era un post que tenía hace bastante tiempo en mente pero no tenía muy claro cómo plantearlo porque evidentemente yo no soy ninguna especialista en lactancia y no quería llevar a error a nadie. Sólo pretendo contaros mi experiencia y sobre todo mandar un mensaje a aquellas que estéis en materia, de ¡SÍ, SE PUEDE!.

Ya os conté que mis hijos se llevan 6 años de diferencia, 6 años en lo que la idea de parto y crianza natural se ha ido implantando cada vez más en la sociedad y 6 años en los que evidentemente yo no era la misma ni en madurez, ni en formación y por supuesto, ni experiencia, porque haber criado ya a uno da unas tablas y una seguridad que con el primero no se tienen.  Y ese es el primer punto, la seguridad en lo qué se quiere hacer y cómo se quiere hacer para mí fue fundamental  en la lactancia.
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Sobrevivir a la organización de la Comunión

Parece que por fin he superado la pereza que me acompañaba esta semana, podría achacarla a la famosa astenia primaveral que nos cuentan todos los años  en los telediarios peor me temo que simplemente es vagancia absoluta para que nos vamos a engañar.

Bueno, al lío, esta semana quería contaros mi experiencia con  la comunión de Quique, que es en un par de semanas. Desde un principio tuve claro que quería que fuera todo muy sencillo y familiar, y aún así reconozco que al final se me ha ido todo de las manos… Los que estéis metidos en estas vorágine ya os habréis percatado que entre los padres nos retroalimentamos entre nosotros y acabas haciendo el doble de lo que pensamos.

El pistoletazo de salida comenzó con el sorteo de las fechas por el mes de septiembre, y es que desde el año anterior las mamás más previsoras ya estaban diciendo que como se retrasara mucho el sorteo nos quedábamos sin restaurante, y a mí se me ponían los pelos como escarpias… ¿ siete meses de antelación no es suficiente? ¡Ayy, madre!, ¿¿dónde nos estamos metiendo???.  En el cole de Quique (que al ser religioso es donde va a hacer la comunión) el sorteo de las fechas yo creo que le dan la misma oficialidad que una Selectividad, hasta el punto de realizar una reunión para comunicarnos a todos los padres el resultado a la vez, no vaya a ser que uno le quite el restaurante al otro… Sí, todo muy alucinante, lo sé… Así que ahí empecé a pintarme la cara a lo Rambo y a prepararme para la lucha, no os digo más que a puntito estuve de raparme como la Teniente O`neil.

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Mis libros favoritos (para peques y adultos)

No puedo dejar de participar (aunque sea a ultimísima hora) en el CARNAVAL DE POST de MADRESFERA de esta semana dedicado a los libros que nos han marcado de una u otra manera y que no podemos dejar que nuestros enanos se pierdan cuando llegue el momento.

Siempre he sido una lectora ávida de libros de todo tipo pero, como supongo que nos pasa a la mayoría de mamis/papis desde que llegaron los fierecillas lo tengo bastante abandonado, pero intento ser positiva y casi siempre llevo el e-book en el bolso para poder aprovechar cualquier ratito para leer… y miremos el punto bueno, un libro me dura muuuuchos meses, con lo que es un ahorro también, no? (jejeje..).

Creo que la mejor manera de organizar todo lo que quiero contaros es por edades recomendadas, así que ahí va:

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Compartir habitación: literas abatibles

Desde que nació Nacho tenía claro que quería que los peques compartieran habitación por lo menos unos años; el problema por un lado el espacio, ya que al poner dos camas en la habitación no quedaba mucho espacio para jugar, y por otro, el poder encontrar algo que permitiera que el mayor pudiera tener su lugar de estudio y que los juguetes de cada uno pudieran estar más o menos separados ya que al llevarse 6 años de diferencia hay muchos juguetes (por ejemplo los «LEGOS») que el peque aún no «puede» usar, y todo ello en una habitación que se podría decir de tamaño normal para los pisos actuales. Seguir leyendo Compartir habitación: literas abatibles